A llorar
como un gitano
suele llorar
a sus muertos:
al
camposanto hoy he vuelto
a llorar de
nuevo: hermano.
Y no
encontré aliviadero
que fuera
derecho al mar.
Tanto monte
y cordilleras
que
sedientos desesperan,
¿Ver unas
gotas brincar?..
Qué grande
es la soledad
que te
permita ser libre,
sin temor a obedecer
y al punto
desequilibre
un obligado
volver
a ser el que
un día fuiste
con aderezos
frustrantes
de una
cosmética insulsa:
esa que
tanto rehúsa
tu alma
entera a cada instante.
Di; hermano,
¿qué sientes libre?
¿Puedes ir
donde tú quieras?
¿Es que
nadie te lo impide?
Pues muerto
yo estar quisiera
para
atravesar las lindes..
fernando
naranjo duran
2-11-2017
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