
Al maestro Simancas, Y A SU PINTURA
Suspendido en su platea
abrazado a lo irreal,
un arlequín pavonea
su aquelarre existencial…
Cual Danubio torrencial!
Un pincel apasionado
sobre el lienzo idolatrado
compuso su nuevo Vals...
Y con luz fantasmagórica
descompuso en trazos finos
al danzante y su esperpento...
En su fase más platónica
afanó nuevos caminos...
Y al búho, sorprendió atento!...
Fernando Naranjo Durán.
18/5/09
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