A mi hermano Ismael…
Doce… Del doce del ocho…
Me está causando amargura!...
Ya no encuentro derechura
y el pecho me desabrocho
para expulsar mi locura…
La alegría y el dolor
en el principio del fin
se juegan fieles sus cartas…
Poniéndole tanto ardor
que no usan el comodín
ni sus duelos se descartan…
La suerte se fue muy lejos
de aquella fatal partida…
Aquella mano fallida…
¿Donde estarán los consejos
de nuestra madre querida?…
En este otoño maldito
cernido a mi cabecera,
me está causando ceguera…
Cuando más lo necesito
se va, dejando quimera…
¿Por que se fue aquella luz
que fue mi puerto y vigía?
¿Y aquel ser que me seguía?...
Soporte de cara y cruz
de cuanto nos sucedía?….
Esa energía vital
que sacudió el compromiso!
Que no fue jamás sumiso
ante ningún temporal….
Fernando Naranjo Durán.
12/12/08
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